La crisis por el coronavirus y el consecuente distanciamiento social han generado un cambio en la industria de las telecomunicaciones, fortaleciendo su papel preponderante de forma más marcada que nunca. Por desgracia, existe el riesgo de que los actores de amenazas intenten explotar la crisis para sacar provecho de los usuarios desprevenidos.
Estas amenazas son una preocupación real para los operadores de telecomunicaciones de redes, ya sean 2G, 3G, 4G o la nueva red 5G. Entre estos, el protocolo de señalización de diámetro, que se utiliza para autenticar y autorizar la distribución de mensajes e información en redes 4G, es vulnerable a múltiples ataques, por lo que los operadores deben tomar medidas de precaución.
La existencia de estas vulnerabilidades heredadas de protocolo en protocolo significa que las redes 5G construidas utilizando redes de generaciones anteriores heredan las mismas amenazas, como el seguimiento de la ubicación del usuario, la obtención de información confidencial y, en algunos casos, la degradación de los usuarios a redes 3G con menos medidas de seguridad.
Un grupo de investigadores demostró que, al replicar las acciones de los hackers, es posible infiltrarse en el 100% de las redes móviles. Los ataques de denegación de servicio (DoS), en particular, podrían realizarse en todas las redes móviles, lo que afecta a los usuarios 4G y 5G, pues la primera generación de redes 5G se basa en el núcleo de la red LTE, lo que significa que la seguridad 5G es susceptible a los mismos ataques.
La posibilidad de ataques DoS es especialmente preocupante cuando se trata de la implementación mundial de dispositivos de Internet de las Cosas (IoT); los especialistas en ciberseguridad prevén que el número de dispositivos IoT alcanzará los 25 mil millones de 2021 en todo el mundo. Este no es un dato aislado, pues un ataque DoS en una red IoT que conforma la infraestructura industrial y nacional podría tener consecuencias devastadoras. Los dispositivos IoT son particularmente sensibles a las fallas en las redes móviles y pueden tardar un tiempo en volver a estar en línea.
Múltiples escenarios maliciosos pueden desencadenarse debido a estos ataques; por ejemplo, los sistemas de alarma podrían no activarse durante una emergencia, los sensores industriales podrían desconectarse, los sistemas de ciudades inteligentes podrían colapsar, entre otros. Todas estas amenazas tienen un potencial mucho mayor que una pérdida temporal de la cobertura del teléfono o una desaceleración de Internet por usuarios domésticos.
Si un servicio de operadores móviles se ve afectado negativamente, esto puede tener un efecto irreversible en su reputación e impactar la confianza de los clientes. La posibilidad de que los hackers detengan el acceso a la red para cualquier servicio es especialmente preocupante durante la pandemia, por lo que las defensas de las compañías deben mejorar considerablemente.
Trabajando como arquitecto de ciberseguridad, el se enfoca en protección de datos y la seguridad de datos empresariales. Antes de unirse a nosotros, ocupó varios puestos de investigador de ciberseguridad con diferentes empresas. También tiene experiencia en diferentes industrias como finanzas, salud medica y reconocimiento facial.